Edilberto Nava García
Es muy probable que los campesinos, no tan ignorantes ya, se estén preguntando acerca de cuándo en realidad comienza la cuarta transformación; de cuándo Ha DE barrerse las escaleras de arriba hacia abajo en claro combate a la corrupción. No la ven para cuándo y por la pandemia, pues están indecisos para “colarse” a una de las mañaneras en Palacio Nacional para decirle a AMLO lo que acontece en las estructura medias del gobierno.
Quienes realizan gestoría social saben que las dependencias que conceden o laboran mediante proyectos, están pidiendo que se compruebe primero cuanto se presupuesta y luego dan los cheques. El proceder implica que la realización efectiva del proyecto no importa o importa muy poco, con lo que continúa esa práctica tan ansiada de apropiarse los recursos públicos quienes tienen la posibilidad, si al fin y al cabo mucho se va por el drenaje de la corrupción.
En muchos proyectos se inventan conceptos para la distribución del dinero presupuestado. A la mano tengo algo así como fotocopia de un cuadriculado y tiene escrito como encabezado: presupuesto viable. Abajo inmediato, horizontalmente en espacio sombreado, las columnas concepto, costo unitario y monto a asignar. Transversalmente y con letra a mano dice: taller 2020.
En concepto se asienta material de apoyo 8, 914.00; otro concepto, Cafetería, 7,200; otro concepto: honorarios del instructor 25, 600, otro más: honorarios del asesor técnico, 11, 200.00 y, comidas 7,600.00 suman los conceptos $ 60, 514.00 Por ello indagué en la parada de las urbans, me dice un señor joven: ha de ser cosa de los ejidatarios. Esos reciben proyectos como apoyo de INAES y de Conafor.
Los despachos que se dedican a la elaboración de proyectos se apoyan fundamentalmente en el internet e INEGI, de cuyas plataformas bajan los mapas que necesitan y sólo piden a las autoridades de bienes comunales que firmen y sellen; acaso algún acta de asamblea y alguna solicitud del apoyo. Un agrónomo que sabe de tales trámites admite que los ejidos y comunidades son en realidad poco beneficiados con esos presupuestos; que todo lo han manejado los despachos dedicados a la asesoría técnica.
Sin embargo algo turbio debió acontecer, pues la Conafor, por ejemplo optó por depositar los recursos aprobados en cuentas que operan directamente los comisariados, de los cuales pocos saben leer por lo que son engañados con suma facilidad.
El modito ése o práctica recurrente es que las propias dependencias sugieren comprobar cuanto antes de que se ejecuten los proyectos que, además, exigen una rigurosa supervisión. Éste último requisito es decisivo, siempre y cuando el supervisor no sea corrupto. De otra forma, en el papel puede asentarse que el proyecto se ejecutó al cien por ciento. Así sea en el puro papel. En el supuesto de que no se ejecutase un proyecto cumplidamente o conforme a las reglas de operación ,y la supervisión es ejecutada con seriedad y empleados justos y honestos, se hallasen fallas, pueden exigir el cumplimiento en tiempo y forma o bien la devolución de los recursos.
¿Qué hacer para frenar el desvío de recursos públicos? Quizá prepararse para la denuncia, y para ello se requiere valor civil y voluntad para limpiar conductas y conciencias. Sí, sí, me dirán que a los honrados se les corta vuelta, porque todo lo inunda la corrupción, a grado que Peña Nieto ha sostenido que la corrupción en México es ya cultural. Error, porque pese a todo, aún hay personas honradas.